miércoles, 7 de octubre de 2009

I

Las aguas purificadas de los ríos

Degenerados por las ciudades terrestres

Los enormes gritos de los muertos que respiran aún

El sigiloso remedio de las caricias

Han encontrado a un niño sin infancia en la plaza de los monumentos

Días para nadie amanecidos con el devenir del tiempo incorruptible

Sus ojos miran hacia delante

Las lágrimas se guardan entre la lluvia montones de calles inundadas

El jardín se libera abandonado a los cuidados de las maquinas mutiladoras

Desquebrajados cementos de los cursos naturales

La desmoronada sonrisa de los cimientos abarcados de pasto

Palabras para nadie amanecidas sin infancia un niño permanece

Sus ojos miran hacia delante

El hambre y el frío