Visión de una nación en ruinas

He visto con estupor
(¿Por qué no decirlo?)
hombres, que se creen
a su vez, humanos

Avanzaban con pancartas
Por avenidas, ahora peatonales
Esbozando un canto gritado
Que no llegué a comprender
Resplandecían sus rostros
Bajo el poder del sol
Cuando la sensación de rencor
Devino en explosiones de vidrieras

Libertad

En tu nombre hemos visto imperios justificarse
Rojos profundos usarte para luego esclavizar
Mercenarias ideologías te combaten de diestra a siniestra
Como los hombres te han inventado
Eres igual a dios y como a él te desconocen
En tu nombre se han forjado sin vergüenza
Matanzas más voraces que la naturaleza
Más violentas que la muerte

Libertad tantas veces aullada
Por bocas incapaces de quererte
Los diccionarios te lloran
Pues no son capaces de nombrarte
Como tus ojos no han variado
A pesar de tu mirada
Eres igual a dios y como a él
Te doblegamos

Algunos que dicen llamarse poetas
Cuando por la noche transcurren
Inventando sus vidas
Llenan su mente de metáforas infinitas
E imaginan tu reino
Pero iguales a los otros
Solo desean tu poder

El animador

Una noche densa, aun más densa que el atardecer denso del mismo día.
Yo me arrojaba a las distantes palabras que hacían reír a mis compañeros de mesa.
Una anécdota menos precisa, que la justificación de la existencia de dios en la fe.
Se desprende de mi memoria como una gran historia que nunca viví.
Pero que importa ahora la veracidad de mis recuerdos cuando los otros solo quieren seguir riendo a costa de tantas falsías de las que los simpáticos somos culpables, por hacer honor a nuestro talento. Que alimenta el silencio, del que nadie quiere hacerse cargo en la mesa, ahora cuando ya las horas tomaron revancha en los vasos exhaustos.
Reflexiono
O la noche se inclina y se duplica o yo padezco el mal de los alcoholes.