lunes, 20 de abril de 2015

Maya


Todo este tiempo de un pobre silencio
Las cosas se olvidan al fin de la vida
Tus ojos lo intuyen reflejan la esencia
Que viene de antes, que forja el carácter
Tú, eres ese ángel, de remotísimo ayer
De perdida memoria, de muerte transportable
Eres como el día que crece y declina
Su nocturna esperanza, su amanecida tristeza
La impotente sabiduría no te salva del flujo
Que es todo presente, que busca la muerte

En el centro el amor, que solo puede aprenderse
El odio que se contagia, lo mismo que la ignorancia
En el centro la caricia, y su intención por detener el tiempo
Al igual, la mirada ajena, que cuando es verdadera
Te observa y te libera
En el centro el alma, de arraigado samsara
La rueda y el ciclo, el hilo infinito
La eterna condena que viaja contigo
Tú, eres ese ángel, de remotísimo ayer
Eres como el día que crece y declina

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