martes, 25 de noviembre de 2008

Con el rostro enflaquecido

Con el rostro enflaquecido entrega su mano
en procura caridad.
Las monedas engordan sus ojos disminuidos de futuro,
mientras otros engolosinan el deseo con gustos inútiles;
despertando el cólera de la existencia condenada.
Y al desamparo de la noche solitaria
encontramos el abandono de los esqueletos helados
sin cobija.
La realidad parece confabularse con si misma,
cuando el hombre duerme sus caprichos insatisfechos.
Parecen volverse impasibles los rostros
de quienes han sido llamados humanos,
cuando el mundo era virgen.
El amanecer llega para repetirse en ayeres desesperantes.
La marcha imparable da comienzo a un nuevo acto
apagando tu espíritu alguna vez infinito de luz.
La belleza perdió sus encantos en la hendidura
de una época opaca.
¿Qué doloroso grito hará despertar estos años dormidos?
Cuando en la tierra no queden más que fotografías
de lo que ha sido.
Cuando se ha caído tan profundamente en esta lejanía
¿Qué quedará de nosotros?
La memoria espesa corre por mis venas
irrigando con recuerdos los días incompletos.
Un tajo profundo corto el flujo del tiempo repentinamente.
Y fui feliz a pesar de haber muerto.

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