jueves, 26 de marzo de 2009

En el hogar de las apariencias

en el hogar de las apariencias la noche abre sus puertas
de placer y codicia
las camas esperan a los cuerpos, recaen las horas
el rechinar de los resortes resucitan los instintos animales
abrazados desbordantes de sudor inclinan los circuitos
de la carne rescatada y amenaza
llenan todavía de oscuridad la sala donde la sombra agita
las paredes, se derrumban las claridades, el amor se esconde
debajo de los elásticos y tiembla
que será de ti por la mañana mujer masticada, devorada
por mis labios, la sangre vuelve a la cabeza y se dilata
la seducción de los sexos
a mí por lo pronto me espera la mañana, el tedio,
las palabras malgastadas arrojadas a los buenos días
de los modales, la sinrazón de estar vivos, el vacío

hemos articulado el tiempo con la exactitud
que Dios a creado el universo, no hemos creado nada
solo incorporamos los minutos de la jornada
esperando con desesperación su fin
y los trenes desbordados aprietan hasta explotar la materia
que vuelve desgastada hasta el absurdo a buscar la cama
donde no queda lugar para los sueños
mundo decididamente arbitrario que exprime los días
hasta sangrar la ultima gota de las naranjas desechadas
en el basural de la nada, abrigo espectral de ausencias
que a los hombres corresponde un rostro similar
al de los fantasmas

atormentadas las calles resuenan, en los oídos las bocinas
penetran, revientan los tejidos el cerebro calla
seguiremos peregrinando esta desdicha de siglos
porque condenados nos mostramos cuando de amar se trata
y vigorosos estamos siempre para enaltecer nuestro éxito
las señales de muerte lanzaron su bengala hace tiempo
la realidad permanece dormida a la espera de los dividendos

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