lunes, 30 de marzo de 2009

En las casas las mesas familiares

en las casas las mesas familiares amarran las barcas de levadura
a los candelabros de velas lloradas porque los santos no escuchan

el consuelo es un parque de diversiones para los idiotas
que llevan lagrimales secos en sus mares vacíos

la soga tensa la cabeza del equilibrista que perdió sus pies
caminando los bordes de los acantilados buscadores de tumbas e hilos

las redes se crearon para que los circos contemplen errores antes
fatales y perdieron su encanto de horror y de espanto

en los ríos se traducen los vientos con el lenguaje de las corrientes
hablan desde siempre sus aguas manchadas de peces-humanos

la noche no tiene los caminos marcados escondió todos los bosques
en una misma oscuridad

hay quienes ven en la sombra felinas garras que engordan las
supersticiones los gatos no tienen la culpa de que el hombre
sea ciego

en las torres hay terrazas que invitan a los suicidas y perturban
el vértigo de los que adoran permanecer en la tierna llanura

una curva sobre la recta infinita de los horizontes junto mar y cielo
en un mismo espacio de azules y rojos solares

sobre la mesa el pan es el derecho que mata el hambre
que dios adopto como cuerpo matando al hombre
salvando al hombre

sobre el día la cama descansa el mundo trabaja
hace la cama una mujer que duerme en casa

en el día (no deberíamos hablar del día) pero tal vez llueva
la tormenta resfría los vidrios que enferman de granos trasparentes

siempre la misma cura escurre las horas el jardín agradecido
tiende su mano a las humedades que dan vida

las palabras fueron tras las dimensiones de los significados
y yo quede vaciado de frases ridículas

desamarré las barcas y fui en su búsqueda
recorrí todos los océanos de las nociones, perdí el rumbo

en las grutas el silencio espera ser marcado por el viento
esperan las ruinas su redescubrimiento luego del olvido

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