miércoles, 25 de marzo de 2009

Una madre virgen

Una madre virgen
Y un hombre crucificado
Símbolo occidental de las religiones

Los clérigos imitan a sus dioses
Los templos de oro, son consuelo de turistas
El arte siempre cerca de los credos

La entrega desinteresada
de los enamorados
Un anhelo inalcanzable, la armonía

Las preguntas sin resolución
Los siglos de errores
Las repeticiones de los siglos

Avanzan las sombras materialistas
El hombre retrocede
Espíritu olvidado

Se concede la gracia a todas las impurezas
Resoluciones psicológicas
Filosofías fenomenológicas

La palabra maldita “yo”
La ambición individualista
Quién pudiera por completo entregarse

Los muertos siempre llorados
Los suicidas despiertan dudas y penas
Pobres desdichados cobardes

Juzgados por los vivos
Finalmente perdonados,
se investiga su naufragio

Cuando se ha llegado demasiado lejos
Se retorna a los dioses
Y se exigen soluciones divinas

Olvidamos las muertes, el horror y las guerras
La historia reemprende su paso
Y retoma el camino incorrecto

El poeta observa la crisálida
asomar su sustancia elemental de larva
La lucha por desprenderse de su cubierta

La naturaleza esconde todos lo renacimientos
Más allá de la decadencia y la putrefacción
Un gusano virgen de esperanza, se libera

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