Un ligero viento se compadece
en la meseta de Río Negro
a cuidar el esmero de tu soledad
Que espera timidamente
a la humilde compañera
No es, para tu días ya completos
en el cuidado austero, del rancho,
de los caballos y del cordero
Es para pasar mejor el tiempo
hecho de grandes misterios
Será tal vez que fue hogar
de los mares, la meseta patagónica
Entre piedras, desierto
e imposibles senderos
se esconden los fósiles peces
desde hace algunos tantos milenios
Entre la guitarra y el silencio
que da la sabiduría
Entre la poesía sincera
que sirve de tanto en tanto
para homenajear en algún canto
a los antepasados
Se esconde el hombre criollo,
Miguel "Tigre" Nirian,
donde la meseta Somuncurá
donde la meseta Somuncurá
Él sigue esperando
algo que ya llegará
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