lunes, 9 de septiembre de 2013

Occidente y Oriente


Los cristales de la noche enmudecen
Las frases crepusculares
Cuando los cancioneros de los templos
Se arrojan en bolsas de desechos
Al otro lado del espejo
Amanecidos en los campos de arroz
Pantano sobre pantano
Sacrifican la jornada de Vietnam

Conozco tu linaje de desesperanzado
Y la cruz de los dos mil años
Que cuelga sin motivo en los altares
Allá donde ruinas de piedra evidencian
Las glorias de Angkor Wat
Pude hallarte en los pasillos perimetrales

Conservas poco y nada cada día
No adelantes en exceso tu partida
Que algunos astros convergen infinitos
Y se guardan para sí lo iluminado
Mientras, aquí, donde el tiempo se nombra
Desde las ecografías hasta las parcelas
Ensayamos desligados personajes

Eres tímidamente la migaja de la historia
Ya lo sé me despierto en tu cuerpo
Con la cuenta regresiva
Y concibo esperanzas del pasado
Para regresar diminuto en un cuarto
Donde tus manos ya son útiles objetos,
Serviciales, (antes el sueño las negaba)

Hay algo más, yo no logro descifrarlo
Me quedo en el rincón de los lisiados
Herida tras herida
Lugar donde se vive demasiado
Y te observo disputando tu espacio
Discurriendo ideales petrificados
Alargando por diversión lo irremediable  

Me quedo ahí, entre el ocaso y el naciente
¿Tú ves, hay algo más? Yo no puedo descifrarlo

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