jueves, 25 de septiembre de 2008

Engranaje de los espejos

de un hueco salidos los insectos de mi tedio a la conquista
del entretenimiento flecha teledirigida al centro del corazón
peregrino en persecución de terrenos extraños
tesoro en pepitas de lodo funerario depuración en el domicilio
del matarife frutero de las pasiones masticadas en casa
de un francófilo enamorado, con considerable condescendencia
a las mujeres

de todas las ventanas hospitalarias se desprende
el heroísmo de los que mueren solos
los espantapájaros no hacen bien su trabajo una figura
angelical los sobre vuela y se posa a la derecha de su soledad
el espanto no tiene nada de especial de la vereda espectral
se desprende por cada baldosa un fantasma conjurado
consecutivamente las respiración se repite hay quienes
clavan alfileres sobre algodones vírgenes derrochando
la inocencia juvenil, alfabéticamente se presenta la filmoteca
del embustero

desmoralizar, puede ser! existe la ceguera en ciertas regiones
de la mente porque los tendidos eléctricos no han llegado
desde la ciudad cerebral, las compañías celestiales no se hacen
cargo de cada diez habitantes del planeta ocho permanecen
sin luz, de ahí las consecuencia desparramadas
donaire, para qué? la eficacia del lenguaje radica
en su desconocimiento, cuestionar la culpabilidad no será
muy inteligente de su parte, mejor catalogar las cosas
como le convenga y darse una panzada de igualitarismo monárquico
innumerable la cualidad novedosa de la intercomunicación satelital
para que la langosta asiática se vincule con un embutido
latinoamericano paradójicamente vencido antes de espichar

de los palacios fastuosos de la femineidad dominante en una época
queda un frasco en cuentagotas condenado a guillotina
por las lideres de la revolución femenina, la guerrilla fugitiva
idólatra una figura capturada en una sesión de calidoscopio ordinaria
entrevero férvido en la implementación del galicismo para entretener
la vanidad calcárea ha provocado tales resultados
perfume francés en aguanieve sobre la epidermis de un mendigo
con hipotermia, nuestro memorándum ilustrado se despierta
cada mañana con colmillos de largueza, engranaje de los espejos
que solo reflejan lo que se deja ver y no conocer

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