El mundo un pequeño lugar
donde nos aventuramos
Corremos culpables
hacia los errores cotidianos
Tú, un alma en desventaja
Un soñador condenado
Perplejos nos quedamos
vemos más allá de nuestras miserias
Miserias que son de todos también
Ahora estoy triste, ahora estoy
alegre, ahora no sé
Infieles amigos, a qué le temen más
a su obrar o al castigo
En las catedrales, lo he visto arrodillarse
pidiendo perdón como un pérfido
a la que era su amor
Miramos como todo se apaga en nosotros
Nuestros ojos abatidos no reflejan
más que soledad y se pierden
Hemos escuchado las excusas multiplicarse
como la peste en las ciudades atestadas
de gente
Tú, un alma que no te pertenece
pues es de todos también
martes, 30 de septiembre de 2008
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