miércoles, 1 de octubre de 2008

Ella volaba o se suspendía

La luna, custodia de la noche que se abre una vez más
ofreciendo sus encantos tímidamente a las
grandes capitales que duermen bajo su dominio

Ella volaba o se suspendía sobre montañas
de hierro y de vidrio; entre ecos y edificios,
el espacio de las cosas llenaba el lugar

Ella crecía bajo el peso de las desgracias
Hallaba el camino en laberintos
y creaba salidas invisibles que jamás cerraba

Ella creía en sus encantos, embellecía
todo cuanto veían sus ojos bondadosos
Las ventanas, los rostros, las rocas, los bosques
los mares interminables, las ciudades inmensas

Ella contaba con la protección de sus astros
y contemplaba con alegría la constelación
que regia su espíritu pleno de energía y de voluntad

Ella era toda la noche trascurrida y más allá
de las noches de fiesta o de tristeza
no perdía su brillo incandescente

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