En la frontera de la indiferencia, soy yo misma
Caigo o permanezco en miserables miradas
Alma extranjera que bienvenida se siente extraviada
De las tiernas caricias escapa al exilio de las casas
Reanimada en un recuerdo
Dentro de él, un desconsolado lugar de la memoria
Desvalida se muestra en la ambigüedad de estos soles
Y en contacto con sus ojos el cielo despierta truenos
Pobre e indefensa la luna compañera
Esconde en las sombras la mitad de su cuerpo
Es de noche y de día al mismo tiempo
O hasta quizá haya desaparecido la noción del tiempo
Pues se encuentra atrapada en la transparencia de cristales lejanos
Por donde la lluvia confluye pequeños arroyos
Infinitas líneas que trazan vías paralelas, donde se encierra
a los locos
Que mucho molestan a los que llaman cuerdos
Las grises distancias de gentes abandonadas por las calles
Calles que hablan de esquina a esquina de vereda en vereda
Mente circular dispuesta a tantos ingenios
Humedecida por los años, sin espacio para los días venideros
Tal vez refiere un territorio imaginado, paisaje de ensueño
Insegura de entenderlo, calla y se envuelve en la nube para seguir durmiendo
martes, 10 de febrero de 2009
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