Hay un ligero viento que se nombra en los árboles
Brisa de hojas y rosas bailando sobre el jardín
Delirios de pupilas que llueven las lágrimas
Mares salados cubren tu rostro de infancia
Los reflejos dentro, por fuera de los lagos
Beben de tus manos las aguas heladas
Inmensidad de mundo en el que te has aventurado
Rodea tu vida el devenir eterno, organismo de todo tiempo
Las palabras se conocen sintiendo
Las cosas se dicen en tu cuerpo
Las miradas emanan silencios
Donde hablan los ojos el lenguaje de los ojos
Estar enamorado siempre desde la alegría hasta la melancolía
Es darle sentido a lo insensato de vivir o morir riendo
martes, 10 de febrero de 2009
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