martes, 17 de febrero de 2009

Me mostré maravillado ante su voz

Me mostré maravillado ante su voz,
un poco seca, un tanto maldita.
Hablaba desde el centro de un universo en constante mutación.
Forjándose a medida que el relato tomaba vida
en los rostros consternados que atentos escuchábamos
su cuento de hechicería.
Un planeta construido en su memoria,
en los vicios más degenerados de la maldad.
Avanzaba de contradicción en contradicción.
Conformando una belleza de imágenes jamás reveladas
que al describirlas se derrumbaban en su propio eco.
Duraban lo que se tardaba la frase al nombrarla
y se esfumaban en el aire perpetuando la destrucción continua
de todo lo bello que en nuestro universo había.
Un silencio ínfimo cortó la voz de la maravillada hechicera,
y fueron cayendo uno a uno los recuerdos de los que
estábamos presentes.
Así fue como se perdió la belleza, bajo el gusto por la maldad,
nosotros traicionamos el espíritu y los ángeles nos abandonaron.

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