martes, 28 de octubre de 2008

La noche me atrapó divagando

la noche me atrapó divagando sobre los desvanecimientos
diurnos en el correteo de mi espíritu de niño eternizado
salvajemente desde un deseo mimado en las alturas
el tic-tac de mi corazón galopante sobre la extensión de las pampas
se abre camino en la inmensidad de mi tierra magullada
dando pasos donde otros hombres dieron su vida humedecida
magnificencia del tiempo adormecido bajo la sombra iracunda
que desprende los golpes en mi cuerpo proyectado sobre el prado
la acción involuntaria de las sórdidas carencias siembran mi día
y se hace más lejano el lugar del que he venido a existir

las monedas gastan con su miserable suciedad los bolsillos
cada vez más pobres cobijando las manos deformadas
en jornadas explotadas de hombres corrompidos
accionando maquinarias en galpones excesivamente ruidosos
las horas se dan a los objetos innecesariamente construidos
para contentar las almas deficientes después de la barbarie
el avance felizmente recibido cuando la vida se hace más fácil
los días más difíciles se desmigajan con las horas trascurridas
al desamparo de los dioses desentendidos por tantos siglos

el cielo nocturno cubre el espacio de la tierra rodeada
por los misterios más profundos que se guardan en el aire
el hombre continua su marcha perpetua hacia el conocimiento
para dominar la naturaleza que se hace más lejana en cada paso
la simple espera de algunos esperanzados amenaza la realidad
acondicionada por laberintos sin salida donde pasea la ignorancia
de las mentes articuladas en incoherentes promesas del mañana
con la vida adelante más allá de las aberraciones y los vicios
con la vida como escudo el hombre toma su parte
pero muere un día sin llevar más que sus carnes fermentadas

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